domingo, febrero 24, 2008

Aldabón, la poesía y otros toques a las puertas de la literatura

La poesía (y muy buena poesía, por cierto) predomina entre las propuestas que para esta Feria del Libro trae Ediciones Aldabón, perteneciente a la Asociación Hermanos Saíz, de la provincia de Matanzas.
De los siete volúmenes que presentará en esta ocasión, cuatro son dedicados a ese género literario que, según José Lezama Lima, es “misterio clarísimo” o “claridad misteriosa”, y también “resurgimiento del verbo”.
Celebrada novedad resultó la publicación de Las cordiales aldeas, del poeta Valery Shamshurin, una de las voces fundamentales de la literatura rusa contemporánea, escuchada en tierras matanceras gracias a la traducción de Juan Luis Hernández Milián.
También fueron muy bien recibidos El arte de aprender a despedirse, de Damaris Calderón, que se adentra en el drama del viaje; La desnudez del ángel, de José Manuel Espino, quien mediante el haiku da a la luz sus búsquedas poéticas; y Encima de chapas de refresco, de Teresa Fornaris, cuyos versos poseen una rara fuerza lírica, y lanzan a la vez rayos de luz y ráfagas de sombras, como sucede en la vida cotidiana.
Además de estos volúmenes de poesía, Ediciones Aldabón publicó el pasado año dos obras de teatro: Zu, de Tania Jiménez, y Restauración, de Javier Mederos, así como Historia Clínica de un héroe, de Norge Céspedes, un libro “testificante del altruísmo de nuestro Martí”.

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