Las revistas son una especie de antología de las diversas manifestaciones del pensamiento humano. Una antología inmediata. Mientras un libro demora -por lo general- cierto prolongado espacio de tiempo en salir del proceso editorial y de la imprenta, las revistas se hacen y mueven con mayor rapidez. Esa agilidad contribuye bastante a que sean fundamentales para la visualización y el dinamismo de los procesos culturales contemporáneos. Y también, ya en un plano más práctico, a que sean aguardadas siempre con avidez por lectores que necesitan conocer lo último, el palpitar del saber humano.
Para hablar largamente de esas perseguidas criaturas, en el Museo Provincial Palacio de Junco se desarrolló este lunes el Coloquio PASAR REVISTA. Las revistas culturales hoy, con la intervención de representantes de prestigiosas publicaciones cubanas.
En la cultura, como en la vida misma, ningún fenómeno existe de manera independiente, todo se interrelaciona. De este modo, mientras se sucedían las intervenciones se produjeron referencias a revistas que dejaron huellas en su tiempo y hoy son puntos de referencia hacia los cuales mirar, como Orto, Avance, Orígenes, Ciclón, Lunes de Revolución.
De modo particular, Reynaldo González, Premio Nacional de Literatura, se refirió a sus propios antecedentes como ‘revistero’, que se remontan a su labor en Pueblo y Cultura, la cual fue la antecedente de la actual Revolución y Cultura. Luego comentó el nuevo entusiasmo que le ha nacido con La Siempreviva (“como sucede con todos los noviazgos recientes”, dijo), que acaba de dar a la luz su segundo número y se propone aportar luces a favor de la literatura.
Por otra parte, se valoró “el estímulo a la reflexión ensayística sobre múltiples asuntos (sociedad, política, economía, cultura, deporte...) que ha constituido una revista como Temas”, según afirmó Denia García Ronda, su subdirectora.
La Gaceta de Cuba, la revista cultural más ‘perseguida’ hoy en día, también se lanzó al ruedo. Norberto Codina, su director, reflexionó en torno a las diversas etapas (unas más felices, otras menos) por las que había pasado a lo largo de los años, hasta que a finales de la década del 80, bajo el impulso de Carlos Martí, Lisandro Otero, León de la Hoz, Reynaldo González y otros, tomó el camino que ha seguido hasta la fecha, tiempo durante el cual se ha reafirmado en la vanguardia de la intelectualidad cubana.
De la Revista del Vigía habló Laura Ruiz, su editora. Planteó que piensan reestructurarla, para buscar una mayor pluralidad en sus proyecciones. Resultó alarmante conocer las dificultades materiales que enfrenta esa publicación, al punto de haber tenido que reducir a un número doble su salida anual. Todo por falta de diversos materiales imprescindibles para su realización manufacturada. Laura también mencionó a Mar Desnudo, un proyecto digital que desarrolla junto al poeta Abel González Fagundo.
Por último, llegó el turno a la Revista Matanzas, la organizadora del coloquio. Lourdes Díaz, su directora, destacó cómo Matanzas rompía se elevaba sobre la provincia y se convertía en una publicación universal, al prestar sus páginas a creadores nacionales y hasta extranjeros de primera línea, con enfoques diversos.
Después que todo acabó, unos cuantos casi corrieron hacia la recepción del Palacio de Junco, en cuya mesa habían colocado algunas revistas para vender. Ningún lector puede resistirse cuando ve una revista cerca.
Para hablar largamente de esas perseguidas criaturas, en el Museo Provincial Palacio de Junco se desarrolló este lunes el Coloquio PASAR REVISTA. Las revistas culturales hoy, con la intervención de representantes de prestigiosas publicaciones cubanas.
En la cultura, como en la vida misma, ningún fenómeno existe de manera independiente, todo se interrelaciona. De este modo, mientras se sucedían las intervenciones se produjeron referencias a revistas que dejaron huellas en su tiempo y hoy son puntos de referencia hacia los cuales mirar, como Orto, Avance, Orígenes, Ciclón, Lunes de Revolución.
De modo particular, Reynaldo González, Premio Nacional de Literatura, se refirió a sus propios antecedentes como ‘revistero’, que se remontan a su labor en Pueblo y Cultura, la cual fue la antecedente de la actual Revolución y Cultura. Luego comentó el nuevo entusiasmo que le ha nacido con La Siempreviva (“como sucede con todos los noviazgos recientes”, dijo), que acaba de dar a la luz su segundo número y se propone aportar luces a favor de la literatura.
Por otra parte, se valoró “el estímulo a la reflexión ensayística sobre múltiples asuntos (sociedad, política, economía, cultura, deporte...) que ha constituido una revista como Temas”, según afirmó Denia García Ronda, su subdirectora.
La Gaceta de Cuba, la revista cultural más ‘perseguida’ hoy en día, también se lanzó al ruedo. Norberto Codina, su director, reflexionó en torno a las diversas etapas (unas más felices, otras menos) por las que había pasado a lo largo de los años, hasta que a finales de la década del 80, bajo el impulso de Carlos Martí, Lisandro Otero, León de la Hoz, Reynaldo González y otros, tomó el camino que ha seguido hasta la fecha, tiempo durante el cual se ha reafirmado en la vanguardia de la intelectualidad cubana.
De la Revista del Vigía habló Laura Ruiz, su editora. Planteó que piensan reestructurarla, para buscar una mayor pluralidad en sus proyecciones. Resultó alarmante conocer las dificultades materiales que enfrenta esa publicación, al punto de haber tenido que reducir a un número doble su salida anual. Todo por falta de diversos materiales imprescindibles para su realización manufacturada. Laura también mencionó a Mar Desnudo, un proyecto digital que desarrolla junto al poeta Abel González Fagundo.
Por último, llegó el turno a la Revista Matanzas, la organizadora del coloquio. Lourdes Díaz, su directora, destacó cómo Matanzas rompía se elevaba sobre la provincia y se convertía en una publicación universal, al prestar sus páginas a creadores nacionales y hasta extranjeros de primera línea, con enfoques diversos.
Después que todo acabó, unos cuantos casi corrieron hacia la recepción del Palacio de Junco, en cuya mesa habían colocado algunas revistas para vender. Ningún lector puede resistirse cuando ve una revista cerca.
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