Además de publicar libros fundamentales para el desarrollo del cuento(como Música de Fondo, de Daneris Fernández, y Confesiones on line, de Mabel R. Cuesta), Ediciones Aldabón aportó una singular antología del género en la Matanzas del XXI: La Hora 0.
Compilada y editada en 2005 por Isnalbys Crespo y Alberto Abréu, presentó como carta credencial una selección orientada hacia la heterogeneidad, hacia la recepción de “los diferentes imaginarios y sujetos hacia los que se explaya la escritura del cuento de principio de siglo (...) y la pluralidad de registros dentro de la cual conviven varias promociones de autores”, según se alertaba en el prólogo del volumen.
Recogió un total de 27 autores, cuyas soluciones al enfrentar el hecho artístico son muy diversas, como se aprecia en las secciones en que se organiza la propuesta en dependencia de cada perspectiva.
Así, hay una dedicada “al espacio textual, los delirios de la fabulación y las jugarretas del lenguaje en sus batallas por nombrar lo real, desmontarlo, haciendo aflorar su contrasentido”, en la que textos de Aramís Quintero y, sobre todo, de Charo Guerra sobresalen (Charo, por cierto, acaba de publicar un libro de cuentos en una editorial nacional, donde seguramente reúne estos y otros publicados en revistas).
Mientras las otras secciones abordan la relación hombre-mujer, al tema de la negritud, al cuento breve, a la literatura gay y lésbica.
Junto a narradores ya conocidos por la publicación anterior de algún libro: Alberto Abréu, Mabel, Daneris, Aramís, José Menocal, Teresa Cárdenas, Elvira García Mora, Alfredo Chacón Zaldívar..., salieron a la luz otros que empezaban: Jorge Sabido, Dianelys Pérez, Ever Poll, Josué Pérez Molina, Lenin Masó, Arturo Fernández Pastrana..
Llama la atención que junto a los narradores “habituales” da cabida a varias poetas que habían comenzado a incursionar con éxito en el cuento, como era el caso de Mae Roque, Mabel Diez, Javier Mederos (también dramaturgo) y Loreley Rebull.
Carilda Oliver Labra se incluyó a partir de que en 2004 Letras Cubanas diera a conocer una carta que tenía bajo la manga: el libro de cuentos A la una de la tarde, con historias que había escrito a lo largo de su vida, elogiadas pródigamente por Antón Arrufat en uno de los ensayos de El hombre discursivo.
En La hora 0 también debe destacarse el relato “Fiebre de Girasol”, ganador de una edición de la Bienal de Narrativa de Colón, y recogido por Chacón Zaldívar en su libro El Caballo y las voces (Ediciones Matanzas, 2006). “Fiebre de Girasol” establece un efectivo diálogo intertextual con Cartas a Theo, de Van Gogh.
Quiero referirme además a las obras de Alberto Abréu, a las que puso en la antología, y a las que aun permanecen inexplicablemente inéditas. Tiene un solo libro de cuentos editado: El gran mundo. Sin embargo, por lo que él mismo confesó, en la casa, engavetados, mantiene dos o tres. Algunos pudieron escucharse en una lectura ocasional por ahí. La marginalidad seguía siendo la línea fundamental, pero ya con un estilo más depurado, más profundo.
La multiplicidad de miradas, de modos de hacer, es una característica distintiva en el panorama general de la cuentística contemporánea cubana, como afirma el escritor granmense Yunier Riquenes en un artículo publicado no hace mucho en la revista El Caimán Barbudo.
La hora cero, con sus búsquedas, con sus alumbramientos en torno a zonas no exploradas de la narrativa en el territorio, avizora lo que pudiera ser un futuro promisorio en el cultivo del género.
Compilada y editada en 2005 por Isnalbys Crespo y Alberto Abréu, presentó como carta credencial una selección orientada hacia la heterogeneidad, hacia la recepción de “los diferentes imaginarios y sujetos hacia los que se explaya la escritura del cuento de principio de siglo (...) y la pluralidad de registros dentro de la cual conviven varias promociones de autores”, según se alertaba en el prólogo del volumen.
Recogió un total de 27 autores, cuyas soluciones al enfrentar el hecho artístico son muy diversas, como se aprecia en las secciones en que se organiza la propuesta en dependencia de cada perspectiva.
Así, hay una dedicada “al espacio textual, los delirios de la fabulación y las jugarretas del lenguaje en sus batallas por nombrar lo real, desmontarlo, haciendo aflorar su contrasentido”, en la que textos de Aramís Quintero y, sobre todo, de Charo Guerra sobresalen (Charo, por cierto, acaba de publicar un libro de cuentos en una editorial nacional, donde seguramente reúne estos y otros publicados en revistas).
Mientras las otras secciones abordan la relación hombre-mujer, al tema de la negritud, al cuento breve, a la literatura gay y lésbica.
Junto a narradores ya conocidos por la publicación anterior de algún libro: Alberto Abréu, Mabel, Daneris, Aramís, José Menocal, Teresa Cárdenas, Elvira García Mora, Alfredo Chacón Zaldívar..., salieron a la luz otros que empezaban: Jorge Sabido, Dianelys Pérez, Ever Poll, Josué Pérez Molina, Lenin Masó, Arturo Fernández Pastrana..
Llama la atención que junto a los narradores “habituales” da cabida a varias poetas que habían comenzado a incursionar con éxito en el cuento, como era el caso de Mae Roque, Mabel Diez, Javier Mederos (también dramaturgo) y Loreley Rebull.
Carilda Oliver Labra se incluyó a partir de que en 2004 Letras Cubanas diera a conocer una carta que tenía bajo la manga: el libro de cuentos A la una de la tarde, con historias que había escrito a lo largo de su vida, elogiadas pródigamente por Antón Arrufat en uno de los ensayos de El hombre discursivo.
En La hora 0 también debe destacarse el relato “Fiebre de Girasol”, ganador de una edición de la Bienal de Narrativa de Colón, y recogido por Chacón Zaldívar en su libro El Caballo y las voces (Ediciones Matanzas, 2006). “Fiebre de Girasol” establece un efectivo diálogo intertextual con Cartas a Theo, de Van Gogh.
Quiero referirme además a las obras de Alberto Abréu, a las que puso en la antología, y a las que aun permanecen inexplicablemente inéditas. Tiene un solo libro de cuentos editado: El gran mundo. Sin embargo, por lo que él mismo confesó, en la casa, engavetados, mantiene dos o tres. Algunos pudieron escucharse en una lectura ocasional por ahí. La marginalidad seguía siendo la línea fundamental, pero ya con un estilo más depurado, más profundo.
La multiplicidad de miradas, de modos de hacer, es una característica distintiva en el panorama general de la cuentística contemporánea cubana, como afirma el escritor granmense Yunier Riquenes en un artículo publicado no hace mucho en la revista El Caimán Barbudo.
La hora cero, con sus búsquedas, con sus alumbramientos en torno a zonas no exploradas de la narrativa en el territorio, avizora lo que pudiera ser un futuro promisorio en el cultivo del género.
1 comentario:
Estimado Norge: le escribo para pedirle un inusual favor... Pasa que tengo un par de blogs y me gustaría ubicar el poema de Eliseo Diego donde sale el verso "Vamos a pasear por los extraños pueblos". No sé si usted lo tiene en digital o me lo podría transcribir si no es muy extenso. Nuestro correo es dscntxt@yahoo.es y nuestro blog principal es descontexto.blogspot.com . Su colaboración quedará evidentemente consignada. De antemano muchas gracias y mis saludos a la Isla vuestra siempre.
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