miércoles, noviembre 01, 2006

José Manuel Espino: Sueños de una noche de verano y otras historias

José Manuel Espino (Colón, 1966) no cree en la inspiración. Nunca se ha levantado a media madrugada por temor a que se le vaya una idea. Siempre duerme tranquilo y va al encuentro de la creación entre ocho y diez de la mañana, aunque no niega que a veces amanece con mejor disposición para lidiar con las palabras.
Si bien su modus operandis como escritor no es tan romántico como algunos desearan (lo que tal vez debe a la visión práctica del economista que fue), en verdad tiene una sensibilidad artística poderosa que lo ha llevado a escribir montones de libros (la mayoría de literatura infantil) ganadores de montones de premios nacionales y, sobre todo, preferidos por sus principales lectores: los niños.
Las fervorosas lecturas de Borges y Gastón Baquero lo han convencido de que, luego de tantos siglos, en escritura las combinaciones totalmente nuevas se agotaron y no queda otro remedio que fabular sobre lo ya hecho, reescribir: “La absoluta originalidad es una vacua pretensión”, dice. Así, parte de su propia obra, se basa en el juego, en el homenaje mismo a la cultura.
Lo otro es el fino ser humano que le late por dentro, y que públicamente suele esconder –incluso en esta misma entrevista, pues hubo preguntas de carácter más personal que rehuyó o respondió de forma vaga. Dijo, en algún momento, a modo de justificación, que prefiere se vaya a él “por los libros y no por la historia de quien los firma”.
LOS LIBROS ESCRIBEN SUS HISTORIAS
Mi primer libro fue Sueño de una noche de verano (décimas). Con ese volumen tengo una anécdota graciosa. Entonces las ediciones de provincia realizaban escasas tiradas de ejemplares, agotadas casi siempre en las mismas presentaciones. Una fría mañana habanera de 1989 visité la librería La Moderna Poesía y me pregunté cómo sería ver la obra de uno en esos estantes. Dicho y hecho, tomé un ejemplar y lo puse como al descuido. Iba de un lado a otro pendiente de si alguien caía en mi trampa. Apareció una muchacha que lo hojeó y leyó algunos versos. Lo colocó de nuevo en su puesto y siguió revisando, pero al rato volvió, lo tomó y llevó a la cajera. La pobre mujer no entendía nada. Se dirigió al almacén ‘para consultar’ y, sorprendentemente, le cobró tres pesos, un precio excesivo para aquel tiempo (ahí llegué a la conclusión de que la pobre mujer no era tan pobre). No me presenté, pero aquella lectora anónima y lejana se quedó muy dentro de mí.
En sentido general mis libros han generado historias (algunas de las cuales parecen imaginerías), que me hacen recordarlos con agrado, y hasta con una sonrisa. En Santi Spíritus un niño tuvo problemas en su casa porque de todas maneras quería teñirse el pelo para parecerse al personaje de “Pelirrojo”, un autorretrato mío, un poema infantil que a él le habían encomendado declamar. Me han dicho que en una página digital dedicada a la magia se menciona mi libro Magia Blanca, tal vez confundido con un manual de hechicería, qué sé yo. En El Libro de Nunca-Jamás pretendí volver sobre mis huellas, repasar mi lírica, y fue tan así que estuvo a punto de no ganar el Premio La Edad de Oro porque en el jurado se dudaba si se trataba de un plagio, alguien bajo el estigma de Espino. Por suerte llegaron a la conclusión que la persona sólo tenía ¡cierta influencia! de mi obra…
EL LLAMADO DE LA LITERATURA
Mis primeros contactos con la literatura se remontan a los tiempos en que no sabía leer pero aprendía de memoria los libros ilustrados que compraba mi madre. Podía engañar a cualquiera con mi facilidad ‘para leer’, según las ilustraciones de las páginas, aquellas historias de cuentos rusos con nieve, trineos y bosques.
Como lector dependí mucho del azar, devoraba con igual pasión La Edad de Oro, Los tres gordiflones, Rompetacones, La Biblia, Las mil y una noches o El rojo y el negro. De toda esa mezcla algo debió quedar, ¿verdad?
Empecé a escribir de un modo nada original, más bien cursi: al enamorarme por primera vez. Aunque quisiera desterrar aquellas redondillas iniciales de mi memoria, aún quedan unas cuántas, para mi vergüenza, rondándome en la cabeza. Yo, el ser más olvidadizo del mundo, incapaz de recordar tantas cosas que debieran quedarme para siempre, he llegado a la fijeza con cierto momento: la muchacha rompiendo los versos mal escritos en hojas arrancadas a una libreta. Pero así de complejo soy, hasta el punto de apostar que ello me hiciera perseverar en la escritura. Luego me ayudó mi madre, decidida a que su hijo encontrara su lugar en el mundo.
Ahora bien, antes de llegar con seriedad a la escritura anduve por otros caminos.
CAJERO PAGADOR DEL CENTRAL RENÉ FRAGA MORENO Y...
Mis comienzos tienen que ver con la economía, que estudié primero por necesidad y luego por placer. Pude ser un alumno mediocre, pero eso iba contra mis principios, y al final le aportó a mi creación literaria. Aún puedo ver el encanto de los números en mis libros, donde ciertas construcciones sugieren una arquitectura puramente aritmética.
Yo, que ejercí de cajero pagador en el central René Fraga Moreno y después como contador del Banco Popular de Ahorro, nunca me he sentido disminuido por esos azares –un poco más que recurrentes-. No pocos libros se deben a esa época. Necesaria sin dudas. Arduo aprendizaje que me alejó del espíritu a veces demasiado acomodado del trabajador de cultura.
¿Por qué el espíritu demasiado acomodado del trabajador de cultura? Quiero decir que ahí ya estás en el medio, en el ambiente, y por tanto en apariencias se tiene mayor facilidad para la creación, pero a veces pasarse todo el tiempo leyendo textos de otros, dando consejos literarios, hace que se resienta la creación. E inclusive que te digas mañana escribo…, mañana respondo esa entrevista… Se hace más fácil la palabra mañana, mientras de estar trabajando en algo ajeno, y por tanto más hostil –un central azucarero, es mi ejemplo- el hoy es irremplazable.
LA MIRADA DEL OTRO
Antes de que una obra se halle lista transcurre un período en el que se juzga y analiza minuciosamente desde varios puntos de vista, colocando el mío –por supuesto- en primer lugar.
En el caso de mis amigos influyen sobre todo en los momentos iniciales, cuando medito lo que haré. Padecen largas conversaciones en las que defiendo, doy minuciosos detalles sobre escritos que sólo están en mi cerebro.
Luego, cuando siento que de algún modo he logrado la seducción, o la inquietud con esos interminables diálogos, entonces puedo entregarme al acto de eclosión que es la escritura. Con los años aparecen esas personas en quienes puedes confiar, bajo el convencimiento que no van a intentar complacerte.
Otro instante clave se da en la relación con los editores. Vivo un aprendizaje continuo con ellos, he tenido la suerte de que mis libros hayan pasado por las manos de maestros de esa difícil profesión -siempre tan puesta en tela de juicio-.
En mi experiencia lo más importante es no ver en el editor a un intruso sino esa “otra mirada” que con mayor distanciamiento permite encausar las trampas que nos suele hacer la pasión. El mejor editor es el que propicia la discusión provechosa, donde cada uno defiende pródigamente sus valoraciones y al final sólo queda compartir la complicidad con el libro. Me agrada el editor que se me oponga, aquel que me haga superarme, siempre he creído con sinceridad que si desaparece la contraparte mueren infinitas posibilidades de dotar de nuevas dimensiones el texto.
En la literatura infantil, otra mirada que resulta determinante es la de los ilustradores. Esta relación resulta bastante complicada en mi caso, pues me considero ese tipo de escritor –irresistible supongo- que ve más allá de las letras.
Cuando escribo me asaltan las imágenes que deben acompañar al libro, creo conceptos, y hasta en los aspectos relacionados con el diseño “siento” que debo intervenir. Alguna que otra vez se me han facilitado las cosas y en muchas otras he contemplado los toros desde las barreras (la posición más difícil para mí). A lo mejor sea un error pero hasta el momento y sin faltar a la verdad me complace más el resultado cuando estoy dentro de la batalla. Sin embargo, la verdad llama a la puerta, no siempre se puede lograr esa relación y a veces hasta se generan conflictos. Por tanto me he prometido interesarme más por la escritura y dar mayor libertad a quienes ilustran: vamos a ver cuánto dura tal decisión.
Por último, la opinión definitoria es la de los propios lectores. Creo que es el más sagrado de los criterios a seguir. Pienso incluso que el escritor de literatura infantil debe, parafraseando a Saint Exúpery en su concepto del amor, “escribir con los ojos puestos a donde miran
los niños”.
¿HACIA DÓNDE MIRAN LOS NIÑOS?
La literatura infantil cubana ha puesto sus ojos en temas contemporáneos, casi subversivos para el gusto de los mayores de edad, pero vitales para los niños, necesitados de oír hablar sobre esas cosas. La infancia de hoy es transgresora. Tiene una capacidad de movimiento que nos hace bien difícil ‘estar sobre la pista’ de lo que piensa.
No todo lo que trata esos temas es bueno. Hay en algunos casos mucho de moda o, peor, de oportunismo, de comercialismo basado en ciertas fórmulas tremebundo marketing, donde predomina la sumatoria de calamidades, de traumas, como combinación facilista para alcanzar un cuestionable y a la larga vano éxito.
No obstante, creo que en la mayoría de las ocasiones los validados han sido los libros auténticos. Pienso además que no debiera privilegiarse la “valentía” en los planteamientos de aquel o más cual título sin la aceptación de que igualmente necesaria es la literatura de la imaginería, aquella
que recrea otros mundos. (¿Abogamos ciertamente por la diversidad?) Y también me parece que debiéramos detenernos más en el acto escritural en sí mismo, los presupuestos a los que se acude y la manera en que se resuelven.
UN ESCRIBA EXPERIMENTADOR
Sí, la experimentación es parte de mi obra, sobre todo de la poesía, caracterizada por ciertos rasgos ‘juguetones’: acudir a ciertas estrofas raramente usadas antes, como el ovillejo; la frecuente aparición de textos visuales; el uso de prosas que buscan el extrañamiento del lector, donde presiento se derriban más las fronteras aceptadas entre
los géneros y también se logra un mayor acercamiento a la poesía que se escribe en la actualidad –sin distinguir edades-. Y por último el concepto del libro cerrado en sí mismo, con abiertas provocaciones como laberinto, siempre marcados por la intertextualidad.
Tal vez esas ansias de búsqueda, de renovación y rejuegos, sean las responsables de mi incursión en varios géneros literarios: poesía para adultos e infantil, teatro y novela. La poesía la he frecuentado más, pero el teatro es el que más fácil me sale, me fascina el poder de la imagen y tejer los entramados de acciones. Mi primera pieza teatral fue Chico, un homenaje al cine mudo, y acabo de terminar una segunda, Verde que te quiero verde (para niños), en la que rindo tributo a Federico García Lorca. Procuré que fuera divertida y no recurriera mucho a la poesía: cada género cuenta con sus códigos.
Como novela tengo “Papá. Com”, un libro infantil. Lo recomendó para publicación el Jurado del Premio Casa de las Américas 2005, acudí a los códigos del correo electrónico y la frialdad de la comunicación. Se dice tanto con los silencios que hasta llega a lastimar. La visualidad, como siempre en mi obra, es fundamental, aquí procuro imitar la pantalla en el momento de enviarse los mensajes.
ESCRITOR REQUETEPREMIADO
Hay que ver los concursos como trofeos de caza. Desde la provincia es la mejor manera de publicar y jerarquizarse. No son pocas las piezas que puedo mostrar y de las que me siento orgulloso. Como aquel temprano David en 1989, entonces uno de los concursos más preciados, y determinante para que viera la posibilidad de escribir como algo más que un divertimento.
Pero, siguiendo la historia de la caza, existe el instinto, el olfato, la fortuna y por supuesto el peligro. A mí me va bien en sentido general –que no siempre tan bien como aseguran los maledicientes-. A estas alturas, con 4 Premios la Edad de Oro, y tres recibidos de manera consecutiva, sería absurdo sentir pudor y decir que soy reticente a los concursos, pero con igual claridad aseguro que no me han hecho mejor ni peor escritor. Sólo me han compulsado a dar por cerrado algún que otro libro, y aligerado el camino a la publicación, lo que de por sí es bastante. (Sin contar que el diálogo con el editor a partir de un premio suele ser mucho más cómodo).
UNO MÁS EN LA PROVINCIA
A pesar de los premios me considero uno más de los que han hecho literatura infantil desde aquí, especialmente desde Colón, mi ciudad natal, que aparece hasta de forma inconsciente en casi todos mis libros.
Matanzas ha tenido su hechizamiento particular con la literatura para niños, como lo demuestran el solo nombre de Dora Alonso, o la aparición de un Aramís Quintero o de una Damaris Calderón. Acercamientos tan distintos a la literatura para niños y todos igualmente seductores.

Reconocen aportes culturales de Alfredo Zaldívar


Carilda Oliver Labra, Premio Nacional de Literatura, agradeció los aportes que el poeta y editor Alfredo Zaldívar ha hecho (y hace) a favor de la cultura en Matanzas y, todavía más, en Cuba entera.
“De todo corazón”, la poetisa le dedicó su última tertulia en el Museo Palacio de Junco, donde otros destacados creadores invitados (Laura Ruíz, Víctor Fowler y Carmen Berenguer Hernández) compartieron sus valoraciones sobre el desenvolvimiento intelectual de Zaldívar, que llegó este 2006 a sus cincuenta años de existencia.
Cuando se le menciona, de inmediato viene a la mente Ediciones Vigía. En abril de 1985 fundó ese proyecto editorial del que libros, pergaminos, plegables, pergaminos y revistas empezaron a nacer a creatividad pura, empleando un viejo mimeógrafo y el papel craft, el papel ‘despreciado’ con el que entonces se envolvía en las bodegas.
Vigía ayudó a despabilar la vida cultural cubana; además de escritores de relevancia nacional, a su alrededor se movilizaron músicos, creadores de la plástica y de otras manifestaciones artísticas.
Pero Zaldívar no se agota ahí. Ha publicado varios libros de poemas, realizó una investigación en torno a ese personaje popular tan significativo que es Seboruco, y en la actualidad labora como editor de la Revista Matanzas.

Matanzas y el hechizo de la literatura para niños

La creación para niños ha sido en mucho tiempo una de las zonas más destacables en el panorama literario de la provincia de Matanzas, donde tiernos y profundos escritores han hecho volar la imaginación de los niños de diferentes generaciones.
La trascendencia mayor la ha tenido Dora Alonso, cuya extensa obra poética, narrativa y teatral es lectura usual en los planes escolares cubanos y seguramente resultó un elemento de peso para otorgarle el Premio Nacional de Literatura.
Por cierto, Dora Alonso fue “la madre” de un personaje singular y queridísimo: el títere Pelusín del Monte, ya con 50 años cumplidos, y sin embargo tan pequeño como siempre, tan travieso.
Con similar poder imaginativo, con la misma sencilla y poética escritura, otros escritores matanceros han seguido sus pasos exitosos: Aramís Quintero, Damaris Calderón, José Manuel Espino, Teresita Burgos, Teresa Cárdenas, Isolina Bellas, Marta T. Tarifa, y, en tiempo más recientes Yanira Marimón, Julio Blanco, Anely Fundora, Cecilia Soto, María J. Acosta, Armando Marcos, Mirka Reyes... (Incluso, creadores como la reconocida poeta Laura Ruíz se han decidido a internarse por primera vez en este género literario hechizante.)
Con tanta tradición que tiene la provincia en la literatura para niños, no extraña entonces que su principal publicación cultural, la Revista Matanzas, le abriera por completo sus páginas en el último número, correspondiente al segundo trimestre de este año.
En su primera sección, Flor y memoria, incluye un dossier dedicado a Dora Alonso, o, mejor, a su pícaro Pelusín del Monte, “aclamado por la gran mayoría de los titiriteros y estudiosos cubanos del teatro para niños, como nuestro Títere Nacional”.
El poeta y dramaturgo Norge Espinosa, en una especie de crónica, se resiste a creer que hoy se estén celebrando “los primeros cincuenta años de este guajirito terco y encantador, travieso y mentiroso, soñador y pícaro”, “auténtico rey de nuestros retablos”, que “en lugar de corona tiene un sombrero de yarey, y su corte está conformada por sus parientes y amigos”, “más contentos con el murmullo de un río cercano o el trinar de los sinsontes que con los augustos violines de una rancia corte europea”.
En el resto de las secciones de esta revista cuatrimestral, van apareciendo creaciones de todos los demás escritores para niños que se han mencionado hasta ahora.
Mientras, la investigadora Mireya Cabrera Galán da interesantes noticias del primer periódico cubano para niños, El Periquito, que nació en Matanzas en 1868, dos décadas antes de que Martí concibiera La Edad de Oro.
“Travieso y feliz, como el pajarillo que le prestara su nombre y como debe ser el alma de todo niño”, su salida se debía al esfuerzo de Idelfonso Estrada y Zenea (1826-1911), destacado periodista, pedagogo, historiógrafo, orador e impresor.
“Según las costumbres y preceptos del siglo XIX, además de los espacios dedicados a reflejar elementos de Historia, geografía, Gramática, Zoología, Matemática, Física y otros, el semanario abordaba nociones de Religión y Cívica y, consecuente con su propósito de instruir a través del divertimento, incluía juegos infantiles didáctico”, afirma Cabrera Galán.
Hasta el momento nada más se ha hablado de los creadores, o de hechos relacionados con la provincia que le da nombre a la Revista Matanzas, pero la verdad es que bien lejos de cualquier chovinismo o provincianismo se halla lo que se traen entre manos Alfredo Zaldívar, el editor, y el resto de los colaboradores.
La Revista Matanzas, al menos en su última etapa comenzada hace tres años, se ha caracterizado por dar cobija en sus espacios a las voces más diversas, tanto por razones geográficas como por sus matices y honduras.
Nadie puede vivir de espaldas al mundo entero, todo se halla conectado de una manera u otra en estos tiempos del constantemente mencionado proceso globalizador universal, todo se mezcla, refleja o refracta a cada minuto.
La polifonía de voces comienza en esta ocasión con una amplia muestra de la española Gloria Fuertes (1917-1998): 11 poemas, divertidos e ingeniosos algunos, reflexivos, aleccionantes otros, pero todos excelentemente escritos.
A Gloria Fuertes se le suman creaciones en verso y prosa enviadas desde varias provincias cubanas, y representativas de parte de lo mejor que se hace en cada rincón de la Isla, y de las más diversas tendencias artísticas.
Así aparecen Nersys Felipe, Enid Vian, Enrique Pérez Díaz, Arístides Vega Chapú, Mirta González, Rubén Rodríguez,
Yolanda Rodríguez, Magalis Sánchez, Mariela Landa...
Hay, además, un grupo de miradas diversas profundizando en diversos aspectos de la creación artística para niños. Omar Felipe Mauri, por ejemplo, reflexiona sobre la incursión de Onelio Jorge Cardoso en ese género, mientras Norge Espinosa realiza un estudio sobre el desarrollo del títere en Cuba.
Matanzas también facilitó espacio en esta oportunidad para celebrar el aniversario 170 de la fundación de la ciudad de Colón, donde por cierto se efectuó recientemente la presentación oficial de este nuevo número de la revista.
En ese sentido, en la sección Anales el historiador Eduardo Cruz Marrero recorrió el desarrollo de la arquitectura y el urbanismo en Colón, fundada el 8 de agosto de 1836, y donde en la actualidad se observa “un profuso eclecticismo, aunque del siglo decimonónico se aprecia el neoclásico en edificios como la Iglesia Católica (...), la Casa de Gobierno, la ferretería La América”.
Por último, y no menos importante, debe resaltarse el buen “empaque”
con que se ve la Revista Matanzas, que han ganado elogios a partir del empleo efectivo de los recursos brindados por el Sistema de Impresión Digital Risograf.
Nuevamente el joven diseñador Johann E. Trujillo ha vuelto a lucirse, ahora combinando fotografías de niños, dibujos de Zenén Calero y pinturas de Julio César Junco.

lunes, agosto 07, 2006

Matanceros descifraron el Mangle Rojo

Los escritores matanceros Marilín (Mae) Roque y Leymen Pérez fueron galardonados en la oncena edición nacional del concurso literario Mangle Rojo, convocado por la Asociación Hermanos Saíz en la Isla de la Juventud.
"Mujeres" se llama la historia con la cual Mae se llevó el primer lugar en cuento, género que ella ha comenzado a frecuentar en los últimos años, aunque es más conocida como poeta, con sus libros de versos Poemas para entretener al loco y Yo, Safo.
Leymen ganó mención en poesía, con su cuaderno En la colonia (el premio fue para el santiaguero Omar Pérez). Leymen tiene publicado cinco libros de poemas y ha recibido importantes premios, como la Beca de Creación Literaria Prometeo 2006 y el Hermanos Loynaz, de Pinar del Río.
Más de 90 obras se presentaron en esta nueva edición del Mangle Rojo, durante la cual se desarrollaron también actividades culturales diversas como lecturas y conferencias, con la participación de escritores de varias provincias.

miércoles, mayo 31, 2006

Jóvenes escritores quieren espacios literarios

La importancia de proyectar, concebir o rescatar espacios de promoción y reflexión literaria se analizó en la reunión de la sección de literatura de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en la provincia de Matanzas.
La poeta Mae Roque pidió que se consolidara definitivamente la ‘Lectura en el Patio Colonial’, con buenos resultados ya al brindar la posibilidad de mantenerse al tanto de lo último que hace cada creador, pero "aún padeciendo ciertas irregularidades, como la propia inasistencia de algunos de los invitados y la falta de público".
Tales situaciones adversas se superarán en la medida en que se continúe sistematizando esa nueva oportunidad de intercambio, según opinó el también bardo Yovany Ferrer.
"En su misma persistencia estará su éxito; lo que hasta ahora ha ocurrido es que los lugares se establecen con mucho entusiasmo, pero luego se pierden con la misma velocidad, hay que darle confianza a la gente para que vean que esto no es lo mismo y nos aporten su tiempo, su fe", dijo Yovany.
El poeta Leymen Pérez dijo que ese era uno de los aspectos a mejorar: la persistencia, la supervivencia de los espacios literarios, algo que siempre es posible con buena voluntad y talento.
Una excelente noticia se escuchó por voz de Javier Mederos, presidente de la AHS provincial: se volverá a organizar la "Charla en el Patio Colonial", encuentro que para ahondar en figuras o tendencias de la literatura coordinó el poeta y editor Alfredo Zaldívar durante algún tiempo hasta que, por diversos motivos, se dejó de hacer.
Mederos aseguró que el reciente reacondicionamiento del Patio Colonial, sede de la AHS aquí, es uno de los factores que permite estimular nuevos proyectos, aunque también resulta necesario continuar extendiendo la labor de los creadores jóvenes hacia escuelas, centros laborales u otros sitios comunitarios.

lunes, mayo 29, 2006

Villar Buceta, certamen preferido por escritores matanceros

En el Concurso Literario Provincial María Villar Buceta 2006, organizado por la Dirección de Cultura del municipio de Pedro Betancourt, se presentaron más de 70 obras, reafirmando así que este es uno de los certámenes preferido entre los creadores del territorio matancero
Las propuestas literarias, concursantes en cinco géneros, las analizó un jurado compuesto por Alfredo Zaldívar, editor y poeta, Leymen Pérez, joven bardo que recientemente ganó la Beca de Creación Prometeo otorgada en el concurso de poesía de La Gaceta de Cuba, y Norge Carlos Díaz, narrador y periodista.
En poesía resultó ganador Hugo Hodelín Santana, con menciones para Freddy Casanova y Lázaro de la Torre Hernández. Carlos Alberto Triana obtuvo el primer lugar en cuento. En décima triunfó Orismay Hernández, mientras Freddy Casanova logró mención.
Anelis Fundora fue la ganadora en los géneros de literatura infantil convocados. En cuento para niños se otorgaron además menciones para Jorge Alberto Silva, Marta Teresita Falcón y Lázaro Carrillo. En poesía para niños las menciones las recibieron Marta Teresita Falcón, Evangelina González y Eva Torres.

jueves, mayo 25, 2006

Mención para poeta matancero en el Concurso Nacional Paco Mir

Con el cuaderno de versos "Mapas del polvo", el poeta matancero Luis Lexander Pita obtuvo una de las menciones otorgadas en el Concurso Nacional Francisco (Paco) Mir, convocado anualmente en la Isla de la Juventud por la dirección municipal de Cultura y la filial en ese territorio de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.
Pita nació en Jovellanos en 1972 y ha publicado varios libros, además de obtener numerosos reconocimientos en certámenes literarios nacionales como el José Jacinto Milanés y el Nosside del Caribe. Aparece en antologías como "Cuerpo sobre cuerpo sobre cuerpo", de Letras Cubanas, y "La última cena", de Ediciones Matanzas.
En esta nueva versión del Paco Mir se dio el premio de poesía a René Valdés Torres, de Pinar del Río, mientras el de narrativa fue para el habanero Orlando Rodríguez Gutiérrez.
Más de 60 obras de creadores de todo el país compitieron en ambas manifestaciones, analizadas detalladamente por un jurado integrado por el Premio Nacional de Literatura Antón Arrufat, Eduardo Heras León, Premio Nacional de Edición, Alex Pausides y Jorge Domingo.

jueves, abril 27, 2006

Para el mundo entero, la revista Matanzas

Al presentar en programas radiales o televisivos nuevas interpretaciones de algún grupo musical cubano, a veces los locutores aseguran con presunción, a toda voz, que se trata de un estreno mundial. Si bien en un inicio provoca la risa –por lo ingenua, por lo burdamente efectista que es–, luego la afirmación da qué pensar, sobre todo si se conecta con el proceso globalizador, que como ya se conoce hasta la saciedad, provoca que hoy en día los hechos, unos con otros, se mezclen, reflejen o refracten continuamente.
Por muy leve que parezca, por muy lejos de todo que aparente hallarse, en un solo un momento cualquier cosa puede estar en boca del mundo entero. Como se dice por ahí: siempre hay un ojo que te ve. O mejor, readaptándolo a la contemporaneidad: siempre hay (o puede haber) un Medio de Difusión Masiva que nos ve (o alguien con teléfono, correo electrónico o conexión con INTERNET).
De modo que vale la pena decir, con todas las fanfarrias, sin ningún tipo de sonrojo, que ahora se presenta, para el mundo entero, otra edición (la correspondiente al primer cuatrimestre de este año) de la ya reconocidísima revista Matanzas.
Por cierto, si de amplitud, de pluralidad de visiones se habla, debe señalarse que esta publicación, al menos en su última etapa comenzada hace tres años, se ha caracterizado por dar cobija en sus páginas a las voces más diversas, tanto por razones geográficas como por sus matices y honduras.
Este ha resultado, sin duda, uno de sus principales aciertos. El arte es una palabra más a través de la cual la especie humana comunica sus temores y esperanzas. Pero cada creador la pronuncia, la concibe, la da a luz a su manera. Cada uno tiene la suya. ?Cuál la verdadera? ?Cuál la mejor?
"No lo sabemos", dice la nota de presentación de este número, que se ha dedicado a recorrer algunos paisajes "a pie o a caballo, en guarandingas y carretones, en guaguas o autos, en mulos y camiones", y que al final ha obtenido como respuesta que la más fructífera de las posiciones a tomar es la conciliación. Esa constituye la manera idónea de entender, e incluso de abrir nuevos cauces o enmendar los que tal vez lo necesiten.
En la sección Deslindes, Alberto Abréu, Francis Sánchez y Ricardo Riverón reflexionan en torno a la incorporación del territorio al ‘concierto universal’, y analizan de manera específica las repercusiones múltiples que el residir fuera de la capital tiene en la obra y vida de los creadores cubanos.
"Cuba es La Habana y lo demás, paisaje", dice un refrán que se ha utilizado como irónico eje, para conducir en esta oportunidad la articulación editorial.
Pero lo cierto es que a lo largo de la Isla, en materia artística (y en otros órdenes también, claro está), hay (y ha habido) mucho que ver.
En este número, en sus diversas secciones, se da fe de quienes desde provincia, desde un municipio, un poblado o una comunidad, han sostenido su labor creativa, a veces contra viento y marea.
Así aparecen noticias de poetas como Luisa Molina, Digdora Alonso, Carlos Galindo Lena, Luis Marimón, Reynaldo García Blanco, Rigoberto Rodríguez Entenza y (ya más contemporáneos) José Serrano, Luis Pita, Marisela Prendes, Yunier García, Leymen Pérez, Annia Alejo, Luis Felipe Rojas... (Y, como agradable sorpresa para la memoria, se recogen algunas cuartetas de Seboruco.)
Aparecen narradores como Mariela Varona, Obdulio Fenelo, Loreley Rebull, y hasta un grupo de cuentistas llamado Hacedor, de Jiguaní, a uno de cuyos miembros le dieron un importante premio, "aunque los cuentos se ubican en una atmósfera rural", según decía el acta del jurado, como si eso fuera un lastre, como si no hablar de la ciudad fuera pecado.
También se descubren confesiones del dúo de Lien y Rey y del coreógrafo y bailarín José Angel Carret, a la vez que se estudia a fondo las mujeres matanceras en las Artes Visuales.
Como parte de los recursos de diseño se ha incluido un mapa en el cual se señalan las más de 20 localidades, en las cuales radican o han nacido todos estos autores (de cada provincia hay por lo menos un representante). Con notable picardía, a este mapa se le ha cercenado la parte correspondiente a la capital cubana.
Para lograr una aproximación entre lo local y lo universal en materia gráfica, Johan E. Trujillo, el diseñador, aprovecha al máximo la inquietante obra plástica de Wiliam Hernández, donde se funde "la simbología clásica con íconos y signos de la actualidad insular." Eso, junto al buen manejo del resto de los recursos a los que habitualmente echa mano para hacer maravillas en el trabajo con la RISO
Como más o menos ha podido verse, en esta ocasión la revista Matanzas sorprende nuevamente por la variedad no solo de géneros, sino también de manifestaciones artísticas: literatura, música, artes plásticas, historia, cine, danza...
En una entrevista (aun inédita) a Alfredo Zaldívar, el editor, alguien le preguntaba por qué una publicación del Centro Provincial del Libro y la Literatura se abría hacia esos otros campos de la cultura.
Afirmó que eso responde en primer lugar a una tradición: desde su fundación nació con el concepto de "Revista-Artístico Literaria", pero que también se relaciona con el hecho de que en provincia, en la mayor parte de los casos, no existe otro tipo de publicación cultural especializada, ese es el único medio para que todo salga a la luz.
"Además veo la cultura como un todo", dijo. "Hay muchas interrelaciones, nada puede existir separado de nada", dijo.
También se refirió entonces al papel de dinamizador que debe asumir una publicación de ese tipo, que es el cauce más inmediato e idóneo para apreciar y reflexionar en torno al panorama cultural en su sentido más amplio.
Esa idea se ha desarrollado número tras número de la revista Matanzas, que madura aceleradamente, y se convierte, con cada salida, en un suceso cultural cada vez más poderoso, generador de numerosas expectativas en el panorama artístico cubano.
Sin más, damos por terminadas las palabras de presentación mundial del nuevo número de la revista Matanzas.


*Palabras de presentación de la revista Matanzas, leídas el pasado 22 de abril en el

lunes, abril 24, 2006

La Gaceta de Cuba premia a jóvenes poetas matanceros

Leymen Pérez y Yanira Marimón fueron galardonados en el XI Premio de Poesía La Gaceta de Cuba, prestigioso certamen convocado cada año por esa publicación literaria y la Corporación de Arte y Poesía Prometeo.
Leymen ganó la Beca de Creación Prometeo, destinada a la mejor propuesta de artistas menores de 35 años, mientras Yanira obtuvo una de las menciones otorgadas en el concurso (cuyo premio principal lo alcanzó Rito Ramón Aroche).
Los dos jóvenes creadores matanceros, miembros de la Asociación Hermanos Saíz, en los últimos tiempos han sido premiados en importantes concursos nacionales como el Calendario (donde triunfó Yanira) y el Cauce y el Hermanos Loinaz (Leymen).
Tienen, además, varios libros publicados y acogidos favorablemente por la crítica especializado y los lectores en general.

miércoles, febrero 15, 2006

¿Alfredo Zaldívar contra la emoción?

Con sabia ironía, Alfredo Zaldívar ha titulado Contra la emoción su último cuaderno de versos, que se acaba de presentar como parte de las actividades de la Feria del Libro en la ciudad de Matanzas.
A despecho de escritores y teóricos que claman por una literatura alejada del sentimiento, Zaldívar ha salido a buscar en este libro su propio yo, sus nacimientos, sus soledades, sus esperas. Pero lo ha hecho en parte desde la suspicacia, o más bien desde la ironía que ya se apreciaba con efectividad en La vida en ciernes, uno de sus poemarios anteriores.
Michael H. Miranda, el editor del volumen, ha destacado además lo tanto que seducen "sus juegos verbales, sus variantes de estilo, sus voces en registros tan plurales como coros polifónico, la nitidez de su palabra repensada, la definitivamente diáfana estructura de estos poemas".
Contra la emoción fue publicado el pasado año por Ediciones Holguín, tras ganar en el 2004 el Premio Adelaida del Mármol en esa provincia oriental, donde el propio autor naciera en 1956.
Zaldívar se trasladó desde los 16 años para la ciudad de Matanzas, donde fundó Ediciones Vigía. En la actualidad es editor de la Revista Matanzas.

Gana Alberto Abréu premio de novela en Matanzas

Con Mentiras sobre el cuerpo, el escritor Alberto Abréu ganó el premio de novela de los IV Juegos Florales de la ciudad de Matanzas, auspiciado por el Centro Provincial de Promoción Literaria José Jacinto Milanés.
Marilín Bobes, Jesús David Curbelo y Manuel Díaz Mantilla, jurados del certamen, escogieron la obra por las "virtudes conceptuales y formales, desprejuiciado manejo del tema erótico y la búsqueda constante de nuevas formas expresivas que contribuyen a desautomizar los procesos narrativos".
Alberto Abreú Arcia, nacido en el municipio de Cárdenas en 1961, tiene publicado El gran mundo (cuentos, 1996) y Virgilio Piñera: un hombre, una isla (ensayo, Premio UNEAC de Crítica 2001). Es Jefe de Redacción de la Revista Matanzas y cuentos, artículos y ensayos suyos han aparecido en revistas culturales nacionales y extranjeras.

lunes, febrero 06, 2006

Presentan libros matanceros en La Cabaña

Ediciones Matanzas y Aldabón presentaron este domingo ocho de sus libros en la Sala José Lezama Lima, en la fortaleza La Cabaña, donde se desarrolla hasta el próximo 13 de febrero la XV Feria Internacional del Libro de La Habana.
Ediciones Matanzas dio a conocer una antología del gran poeta Agustín Acosta; A Ciegas, obra de teatro de Laura Ruiz, merecedora del premio José Jacinto Milanés el pasado año; y una selección de poemas de Isolina Bellas, dedicados a su padre.
Aldabón, sello editorial de la filial provincial de la Asociación Saíz, presentó Hendiduras, cuaderno de Leymen Pérez compuesto en su totalidad por haikus; La sombra infinita de los vencidos, versos de Yanira Marimón; y los volúmenes de cuentos Oficio de Cicerone, de Norge Céspedes, y Paisajes en el borde, de Isnalbys Crespo.
Ambas casas editoras poseen en La Cabaña un área expositiva, en la cual muestran y comercializan sus volúmenes. Ediciones Vigía, también matancera, cuenta igualmente con un espacio propio, para mostrar sus conocidísimas y prestigiosas publicaciones artesanales.

Matanceros en La Tribu de la Poesía

Cuatro escritores matanceros leerán algunos de sus textos en La Tribu de la Poesía, uno de los más atractivos espacios culturales que se desarrolla como parte de las actividades de esta XV Feria Internacional del Libro de La Habana.
Hoy lunes, a las 3:15 p.m., se presentarán Laura Ruíz, Alfredo Zaldívar y Yanira Marimón. Mientras, Israel Domínguez lo hará el martes, a las 2:30 p.m., en un espacio que compartirá con Ricardo Alberto Pérez e Ismael González Castañar.
Además de lecturas en las que participan algunos de los mejores poetas contemporáneos cubanos, a los en esta ocasión se suman creadores venezolanos, en La Tribu se realizan presentaciones de libros y revistas, y descargas y conciertos musicales.

Por los extraños pueblos

Seis escritores nacidos o residentes en la provincia de Matanzas brindan testimonios biográficos en un curioso y divertido dossier titulado 'Por los extraños pueblos', con el que La Gaceta de Cuba (n.5, sept-oct 2005) rinde homenaje a Eliseo Diego.
"Vamos a pasear por los extraños pueblos", dijo el poeta y ahora, celebrando su 85 cumpleaños, esta publicación le rinde tributo "al reabrir su invitación a un grupo de intelectuales cubanos cuya diversidad permite tejer un amplio viaje por la superficie de la Isla y adentrarnos, a un tiempo, bajo el pretexto dramatúrgico del aparente caos, en el interior de muchos lugares secretos u olvidados, en el atlas espiritual del país".
Abelardo Estorino (Unión de Reyes, 1925), dramaturgo y director teatral, recuerda los años en ese poblado natal y confiesa que "si no fuera por todas las memorias de ese pueblo no hubiera podido escribir ni una sola de mis obras": "Los personajes de mis obras se llaman como los compañeros de trabajo de mi padre, o utilizo los nombres de mis numerosos tíos y primos, también los nombres de las fincas de los alrededores me resultan sugerentes y los bailes en las sociedades regionales o en casas particulares me sirven de modelos".
Charo Guerra (Limonar, 1962), poeta, narradora y editora de La Gaceta de Cuba, recuerda con asombro cuando leyó que en su pueblo natal se había producido "un capítulo tan inconcebible como la toma de posesión de una vicepresidencia de los Estados Unidos (Wiliam Rufo Kinas, 1853) en el ingenio Ariadne de esa familia de artistas (los Chartrand), sitio de descanso también de la sueca Fredrika Bremer..."
En Jovellanos, en 1935, nació el poeta Domingo Alfonso, quien rememora historias de su abuelo, un ser muy cariñoso y a la vez enérgico que le relataba historias que aun no ha podido olvidar. También recuerda con dolor la situación de los indigentes que veía vivir bajo un puente.
Imeldo Álvarez (Amarillas, 1928), narrador, ensayista y editor, afirma que halló un notable paralelo de ese pueblecito del municipio de Calimete con el tan conocido Macondo: "cuando leí Cien años de soledad pensé que Gabriel García Márquez pudo haber narrado la realidad mágica de aquel ámbito mágico igualmente poblado de personajes y situaciones fuera de serie".
Por su parte, Pedro Juan Gutiérrez (Matanzas, 1950), periodista y narrador de gran éxito internacional, cuenta sus aventuras en las zafras en las que participó a finales de los sesenta en Morón, Ciego de Ávila.
Nacido en Holguín en 1956, el poeta y editor Alfredo Zaldívar se asentó desde hace unos cuantos años en Matanzas, donde fundó la reconocidísima Ediciones Vigía. Ahora narra sus años de infancia en un pobladito holguinero llamado Cañada Seca.

viernes, febrero 03, 2006

Añoranza de Libros

De la Feria del Libro ya se está hablando en la provincia de Matanzas, falta un poco para que se desarrolle acá (del 13 al 19 de febrero), pero ya la gente comienza a ilusionarse.
La prensa, correos electrónicos a diestra y siniestra, comentarios por la calle anuncian algunos volúmenes que se presentarán, y empiezan los planes, las cuentas, a ver qué se va a comprar cada cual.
Habrá para escoger. En las ciudades de Matanzas, Cárdenas y Colón, sedes provinciales de este acontecimiento, se distribuirán unos 450 mil ejemplares de más de 325 títulos de autores nacionales y extranjeros.
Algunos aseguran que no habrá multitud, que no habrá cola que le impida hacerse de una de las dos novelas de José Saramago o los versos de Joaquín Sabina que se presentarán, otros piensan en el tomo de poesías de José Lezama Lima o en las novelas de Leonardo Padura y Daniel Chavarría.
Escritores locales también habrá. Ediciones Matanzas propondrá 35 títulos. Entre ellos: Memoria de Milanés, que contiene dos obras de teatro de Abelardo Estorino; Última poesía, de Agustín Acosta; y Hombre que vive frente al mar, de René Coyra; A ciegas (teatro), de Laura Ruíz; Agua de Lavanda (cuento), de Elvira García Mora; Variaciones de Claroscuro, de José F. Menocal; La momia, de Ercilio Vento; y La bibliotecología en Matanzas.
También dará a luz un nuevo número de la Revista Matanzas, que se dedica en esta ocasión a la literatura hecha "en provincia (s)", una propuesta muy bien pensada por su editor Alfredo Zaldívar y con un efectivo diseño de Johan E. Trujillo.
También estarán presentes otras casas editoras locales como Vigía y Aldabón.
Durante la Feria del Libro el Centro Provincial del Libro organizará actividades promocionales, que se extenderán hacia instituciones culturales o docentes y entidades laborales.
En la apertura se dará espacio a un coloquio-homenaje a Nancy Morejón, en el que expondrán sus criterios sobre la destacada poetisa Gerardo Fullera León, Carilda Oliver, Isnalbys Crespo, Rolando Estévez (moderador)...

martes, enero 10, 2006

Ediciones Matanzas cumplió su palabra

Ediciones Matanzas llegó a diciembre con 33 libros publicados, cuatro más de los que se había propuesto dar a luz en el 2005.
Loreley Rebull, directora de esa editorial, se refiere a la calidad de los volúmenes y a la variedad de los géneros literarios reflejados: "nuestro catálogo se amplió este año con muy buena poesía, con muy buena narrativa y teatro, historia..."
"La tecnología de impresión digital Riso con la cual trabajamos es de bajo costo pero con resultados muy valiosos y efectivos si se labora con creatividad al emplearla, tal y como tratamos de hacer en todo momento", afirma.
Entre los títulos publicados se halla Memoria de Milanés, que contiene dos obras de teatro de Abelardo Estorino; Última poesía, de Agustín Acosta; y Hombre que vive frente al mar, de René Coyra; y una plaquette con versos del Indio Naborí.
También se editaron A ciegas (teatro), de Laura Ruíz; Hendiduras, de Leymen Pérez; Agua de Lavanda (cuento), de Elvira García Mora; Variaciones de Claroscuro, de José F. Menocal; y La momia, de Ercilio Vento.
"Uno de nuestros principales logros lo tenemos además en la labor que hacen Alfredo Zaldívar (editor) y Johan E. Trujillo (diseñador) con la Revista Matanzas, que se consolida cada vez más y demuestra que con talento todo se puede."